25 de noviembre de 2010

THE WAY

THE WAY: LA PELICULA DEL CAMINO DE SANTIAGO

 
 
Mencionar el apellido Sheen es hablar de una de las familias más conocidas de Hollywood, encabezada por el actor Martin Sheen, al que todos conocemos por películas como la mítica “Apocalypse Now”, “El final de la cuenta atrás”, “Wall Street”, “El presidente y Miss Wade”, las oscarizadas “Gandhi” e “Infiltrados” o por su papel en la serie televisiva “El ala oeste de la Casa Blanca”, en la que interpreta al presidente de los Estados Unidos. Pero lo que algunos no saben es que la familia Sheen tiene sus raíces en la pequeña localidad pontevedresa de Salceda de Caselas, de donde era originario el padre de Martin Sheen, Francisco Estévez, un emigrante gallego que buscó fortuna en Ohio (Estados Unidos) junto a su esposa irlandesa Mary Anne Phelan. De hecho, el verdadero nombre de Martin Sheen es Ramón Antonio Gerardo Estévez.


 De sus dos hijos –Charlie y Emilio, conocidos actores y directores– el segundo, Emilio, decidió mantener el apellido original en honor a sus antepasados gallegos. Su orgullo es tal que se ha declarado “español y gallego en corazón y alma”.
El destino ha querido ahora que padre e hijo regresen a sus orígenes. Y lo hacen a través del cine con la película “The Way” (“El Camino”), una historia sobre la Ruta Jacobea protagonizada por el veterano actor, dirigida por su hijo y rodada in situ en el Camino de Santiago.

“The Way” está basada en un guión de Emilio Estévez e historias seleccionadas de la novela “Off the Road: a Modern-Day Walk Down the Pilgrim’s Route into Spain”, de Jack Hitt, publicada en el año 2005.

Pero sin que los propios Sheen lo supieran en aquel momento, esta película se empezó a gestar en el año 2003, cuando Martin Sheen y el hijo de Emilio Estévez viajaron a España para recorrer una parte del Camino de Santiago. Esa visita supuso el retorno de una parte de la familia a su tierra, ya que el hijo de Emilio Estévez se sintió tan inspirado por la visita y por una chica que conoció aquí, que más adelante regresó y se casó en España, donde ha estado viviendo los últimos seis años. Desde esa visita, Martin Sheen tuvo la necesidad de contar una historia de peregrinaje en el Camino. Pasados los años, y después de una serie de conversaciones entre Martin Sheen y Emilio Estévez, este último empezó a desarrollar el borrador de un guión al que acabó titulando “The Way” (“El Camino”).

La película, patrocinada por Xacobeo 2010, narra durante dos horas la historia de Tom Avery (Martin Sheen), un reputado oftalmólogo viudo de California que recibe una llamada desde Francia en la que se le comunica que su hijo Daniel (Emilio Estévez) ha fallecido en un temporal en los Pirineos. A pesar de que la relación con él nunca fue muy buena por tener una visión opuesta de la vida, Tom está desolado y viaja a Francia para recuperar a su hijo. Allí descubre que Daniel comenzaba a hacer el Camino Francés a Santiago y decide hacerlo por él. La última oportunidad de un padre para conocer a su hijo se convertirá en la primera oportunidad para empezar una nueva vida.

El rodaje de “The Way” comenzó el 28 de septiembre de 2009 y finalizó el 13 de noviembre. El equipo comenzó a trabajar en la localidad francesa de Saint Jean Pied de Port y, desde ahí, se desplazó por Navarra, La Rioja, Burgos, Palencia y León, hasta llegar a Galicia. Las localizaciones del rodaje en la comunidad gallega fueron O Cebreiro, Alto de San Roque y Lugar de Vilamaior, en la provincia de Lugo, y el Real Aeroclub de Santiago, Monte do Gozo, Plaza del Obradoiro, Plaza de las Platerías, Catedral y Oficina  del Peregrino en Compostela, y el Mirador do Corpiño y el Santuario Virxe da Barca, en Muxía, provincia de A Coruña. También se emplearon decorados interiores de Madrid y exteriores de Marruecos. 

El reparto de actores lo componen Martin Sheen (Tom), Deborah Kara Unger (Sarah), Yorick van Wageningen (Jost), James Nesbitt (Jack), Emilio Estévez (Daniel), Tcheky Karyo (capitán Henry Sebastian), Ángela Molina (Angélica), Joaquim de Almeida (padre José), Eusebio Lázaro (Ramón), Simón Andreu (don Santiago), Carlos Leal (Jean) y Santi Prego (Miguel).

La película está coproducida por Emilio Estévez y Filmax Entertainment –presidida por el gallego Julio Fernández–, en asociación con Elixir Films. En ella colaboran la Xunta de Galicia y el Instituto de Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), y cuenta con la participación de Televisión de Galicia y el patrocinio de Xacobeo 2010.

Un año después del rodaje, los Sheen regresan a Santiago de Compostela para la première oficial de esta película que ya participó, fuera de concurso, en el Festival Internacional de Cine de  Toronto (TIFF), dentro de la sección “Special Presentations”, recibiendo críticas muy positivas de medios especializados y prestigiosos como “Variety”, que ha dedicado a “The Way” comentarios como el siguiente:
"(...) las audiencias de conciencia espiritual acogerán con entusiasmo esta experiencia  renovadora, dando pie a programas de tertulia, turismo y el tipo de fenómeno  inesperado que Hollywood siempre está buscando aprovechar."

Os dejamos esta reflexión de Emilio Estévez:
“Junto con un idealismo de aldea europea global, esta película viene en un momento en que toda la civilización occidental está al revés, nuestra avaricia ya no es más ‘buena’ y nuestra posición respecto al planeta ya no es envidiable. La gente en todo el mundo mira la vida que lleva y la ajusta a un nuevo paradigma, el del ‘cómo vivir con menos’ o también el del ‘¿puedo vivir feliz simplemente con lo que puedo llevar a mis espaldas?".







23 de noviembre de 2010

XUBI: MASCOTA XACOBEO 2010


Un personaje azul y verde que simboliza la calabaza y el bastón del peregrino, ataviado de unas zapatillas blancas y rojas, es la nueva mascota religiosa de este año Xacobeo y, por extensión, del Camino de Santiago.

El ideólogo de la figura es Alberte Permuy, quien propuso a la Fundación Ad Sanctum Iacobum Peregrinatio, vinculada al Arzobispado de Santiago, la creación de una mascota del Xacobeo y del Camino.

El personaje se llama Xubi, de júbilo, y es un «muñeco feliz, alegre, solidario y próximo a todos», según explicó su creador en una rueda de prensa celebrada en Santiago de Compostela.

No es el sucesor de Pelegrín, la mascota oficial del Xacobeo que nació en 1993, observaron su creador y el vicepresidente de la Fundación, Agustín Dosil, quienes, matizaron que esta nueva figura nace al margen de la Xunta.

«La flecha con la que se identifica el Camino y la vieira son símbolos ya consolidados, así que quedaban la calabaza y el bastón como otros elementos simbólicos del peregrinaje».

Dosil explicó que en Xubi confluyen los valores de la vida, la esperanza y la búsqueda, representados en la calabaza -en la que los antiguos caminantes almacenaban agua o vino-, así como la solidaridad y el compromiso, simbolizados en el bastón, sobre el que peregrinos se apoyaban y prestaban ayuda, dijo.

La mascota también hace referencia a la cruz del peregrino, ya que, según aseguró Dosil, de la posición vertical del bastón y de la posición horizontal de la calabaza nace dicha imagen.

«Pretendemos que Xubi sea nuestro embajador, el embajador del Camino».

«No queremos ver en Xubi un simple muñeco, sino un símbolo de los valores que encierra el Camino de Santiago», concluyó Dosil, y consideró que la figura es «atemporal», precisamente, por representar valores como la vida o la esperanza».

22 de noviembre de 2010

LA CATEDRAL DE SANTIAGO

SANTIAGO FINAL DEL CAMINO

Santiago de Compostela, capital de Galicia, es por excelencia la ciudad del peregrino. Desde la Edad Media los cristianos han regentado el camino santo que conducía hasta las puertas de esta ciudad. Última parada del caminante: la Catedral de Santiago de Compostela, corazón de la ciudad, una buena prueba del galardón del que goza, ya que Santiago de Compostela fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1984 por la UNESCO.
Santiago de Compostela es una ciudad pequeña que invita al visitante a perderse por sus calles. De sus 100.000 habitantes cerca de un cuarto son estudiantes universitarios y dotan a la ciudad de una sobrada vitalidad con una destacada actividad nocturna así como una amplia oferta cultural.
Conserva las huellas del arte románico, gótico, barroco, renacentista y neoclásico. Impresiona la belleza de un casco antiguo que cubre la mayor parte de la ciudad. Cuatro plazas son las que dividen el conjunto histórico: Platerías, Quintana, Azabachería y Obradoiro. Sin duda, esta última, es el epicentro de la ciudad y también el final del camino para los peregrinos. Lugar donde se encuentra la fachada de la Catedral, este templo guarda el emblema que ha hecho tan famosa a la ciudad, se trata de las cenizas del Apóstol Santiago. Descubrimiento que la convirtió desde el siglo IX en uno de los santuarios más importantes de toda la cristiandad. En la plaza de Obradoiro se encuentran además, el claustro, el palacio Arzobispal, el hospital de los Reyes Católicos y el palacio de Raxoi. Buscando unos ojos que miren al conjunto de la ciudad, el monte del Pedroso es el lugar idóneo para quedar embelesado por las vistas que ofrece, el atardecer ilumina al templo con una luz muy particular, dejando unas estampas de una belleza singular.
En la mesa que no falte el «pulpo a la gallega»
La cocina compostelana está enmarcada en la típica cocina gallega. Es sobre todo paraíso para aquellos a los que les guste la cocina marinera, pues en esta tierra hallarán la mejor y más variada selección de pescados y mariscos.
De las típicas especialidades a probar en estas tierras las vieiras son el plato estrella, tiernas, grandes y sabrosas, se preparan del modo más original. Igualmente el viajero observará las grandes ollas con el delicioso pulpo a la gallega, receta obligada para el que llegue a la ciudad. Otros platos populares y típicamente gallegos son el caldo de grelos, caldo hecho con una verdura muy típica de Galicia, o la famosa empanada gallega.La repostería es también riquísima y variada, la más famosa receta es quizás la fina tarta compostelana, elaborada con almendras. Entre los vinos más populares, el Albariño, delicioso blanco joven e ideal para acompañar al pescado.

17 de noviembre de 2010

EL PEREGRINO

El peregrino es un símbolo viviente. En el estudio sobre el Pórtico de la Gloria de esta misma hoja hemos hecho una reflexión sobre la peregrinación a Santiago. Bástenos aquí recordar que el peregrinar es un rito común a la inmensa mayoría de las religiones, aunque la concreción del rito dependa de la concepción de Dios, del hombre y del mundo que tiene cada credo religioso.



Si nos centramos en la tradición religiosa de la que fluye el cristianismo, estamos en grado de afirmar que la Biblia es el testimonio escrito de una peregrinación que marca el camino del hombre hacia la felicidad: destino para el que Dios le ha creado. Abraham es un peregrino errante a la búsqueda del destino que Dios le ha anunciado. Peregrina Jacob, el gran patriarca. El pueblo de Israel se libera de la esclavitud del Faraón, y se forja como pueblo, peregrinando. Los Apóstoles, y sobre todo Santiago, anuncian la Buena Noticia de Jesús, liberación definitiva de los obstáculos -insalvables para el hombre- que le impiden ser feliz, peregrinando por todo el mundo entonces conocido.
Cuando los cristianos europeos ven amenazada su fe por el imparable avance del Islam, se afirman en ella peregrinando hacia el recién descubierto Sepulcro del Primer Peregrino cristiano de Occidente: Santiago "el Trueno", mote que le puso el mismo Jesús, el Salvador.
¿Para qué peregrinaron?
    1. Para comprometerse con su fe y ser más coherentes con ella.
2.      Para manifestar a todos públicamente que creían en la herencia de Santiago, que no era otra que cumplir el encargo de Jesús de Nazaret: anunciar a todos que el hombre ya puede ser feliz.
3.      Para convertir su corazón de los valores derivados del orgullo y el egoísmo, a los del amor, e invitar a los demás a hacer lo mismo.
Así crearon una ruta en la que continuamente quedaba de manifiesto el amor y solidaridad de una sociedad con la que el peregrino se encuentra al hacer el Camino. Ésta influye en el peregrino y éste en ella. Así caminando, hicieron el Camino de Santiago.
¿Peregrinos Cristianos a Santiago hoy?
El fenómeno de formación del Camino de Santiago comenzó en la primera mitad del siglo IX: pocos años después del hallazgo de la Tumba Apostólica, ocurrido hacia el año 829. Este acontecimiento ocurre cuando Europa ve peligrar su identidad y su cultura, (ambas basadas en una fe común) por el avance del Islam, que llega a invadir España y parte de Francia, y el Adopcionismo, doctrina patrocinada por Elipando,  Arzobispo de Toledo que buscaba rebajar la fe cristiana para hacerla compatible con los nuevos invasores. La noticia, dada a todos por el Obispo de Iria, Teodomiro, y por el rey Alfonso II el Casto, desata un movimiento en toda Europa, que busca manifestar  la solidaridad con la herencia del Apóstol Santiago.
Los siglos XII y XIII fueron los Siglos de Oro de la peregrinación a Santiago. El Renacimiento y la Reforma se vieron acompañados por ataques al fenómeno santiaguista, quizá efecto de la lógica reacción pendular siempre presente en los momentos de cambio, pero el fenómeno siguió en pie aunque sin tanta espectacularidad como la que tuvo en el medioevo. La Bula de León XIII Deus Omnipotens significó un nuevo impulso que fue yendo a más durante el siglo XX.
Era de temer que la aparición de los medios mecánicos de transporte tendiesen a llevar la peregrinación al terreno del turismo más o menos religioso. Aunque esto ha ocurrido y, en nuestro caso se ha visto favorecido por la relevancia histórica y artística de Santiago, la peregrinación tradicional, dejando de lado los medios mecánicos, ha vuelto a crecer notablemente. Desde los 1.245 peregrinos a pie y en bicicleta, registrados en 1985, hasta 154.613 que llegaron a Santiago en el Año Santo 1999 hay un aumento espectacular que aun continua.
La encuesta sobre la oración de los peregrinos y los testimonios reflejados en el libro de la Oficina de Acogida, junto a las plegarias espontáneas que escuchamos continuamente en la Misa del Peregrino, celebrada todos los días a las 12 en la Catedral, son un testimonio de que el motivo de la peregrinación sigue siendo el expresado antes.
En consecuencia: ¿Qué es ser peregrino?
La expresión "peregrino" de suyo ha tenido un sentido amplio, como "extranjero", y en este significado aparece numerosas veces. Con la peregrinación a Santiago tomó un sentido más preciso. Así Dante, en Vita Nuova, 40: "Peregrino" por antonomasia es el que va a Santiago. Son palmeros los que van a Tierra Santa, romeros los que van a Roma; "por peregrino en sentido estricto, no se entiende sino el que va hacia la casa de Santiago o vuelve de ella".En la Divina Comedia, en el Paraíso, señalando al Apóstol Santiago, dice..." ecco il varone per cui laggiù si visita Galizia" (Divina Comedia 25,15). Ser peregrino es dirigirse a la Tumba de Santiago de Compostela. Y es hacerlo con sentido de "pietatis causa", es decir, con un sentido cristiano o, al menos, con alguna intención religiosa.
En toda peregrinación hay que tener en cuenta, sobre todo, los siguientes elementos: a) la motivación; b), el Camino y c) la Meta.
La motivación, tratándose de peregrinar a Santiago, es dirigirse a la Tumba de un Apóstol de Jesucristo; alguien que estuvo en relación personal y en contacto con Él: de Él aprendió el Mensaje de Salvación, convivió durante tres años por lo caminos de Palestina con las circunstancias de vivir en el tiempo y en el contexto de su inserción terrena. Los apóstoles son los responsables de la transmisión de la fe original recibida de Jesucristo. Por ello una Tumba Apostólica tiene una significación única en la Iglesia.
"Señor Santiago, caminando hemos experimentado más profundamente cómo nuestra vida es una peregrinación a la luz de la eternidad" (Peregrinos belgas en 1997)
Es la motivación lo que hace a uno ser o no ser peregrino. Unos lo hacen con profundo sentido religioso y de penitencia para llegarse a las raíces apostólicas de la fe, otros en búsqueda de un encuentro con la fe, tal vez por primera vez, o acaso para recuperar, después de un tiempo de abandono, la fe perdida.... Las diferentes actitudes pueden tener el mismo fondo en la intención. Y es la intención la que constituye a uno en peregrino.
El peregrino suele recibir la bendición de Dios para hacer este difícil camino antes de partir. Así la expresa el Codex Calixtinus del siglo XII:( L.I, cap.17)
"En nombre de nuestro Señor Jesucristo, recibe este morral hábito de tu peregrinación, para que castigado y enmendado te apresures en llegar a los pies de Santiago, a donde ansías llegar, y para que después de haber hecho el viaje, vuelvas al lado nuestro con gozo, con la ayuda de Dios, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amen."
"Recibe este báculo que sea como sustento de la marcha y del trabajo, para el camino de tu peregrinación, para que puedas vencer las catervas del enemigo y llegar seguro a los pies de Santiago, y después de hecho el viaje, volver junto a nos con alegría, con la anuencia del mismo Dios, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amen."


LA CREDENCIAL


Para obtener esta certificación es necesario haber realizado parte del Camino de Santiago a pie, en bicicleta o a caballo y acreditarlo a la llegada, hay que hacer al menos 100 km. a pie o a caballo y 200 en bicicleta.
La acreditación del Camino recorrido se efectúa con la Credencial del Peregrino, en la que se van poniendo sellos o firmas de las parroquias, albergues, refugios o personas representativas de los pueblos por donde transcurre la peregrinación. Si no se tiene esta credencial se puede utilizar un diario de ruta con las firmas y sellos de cada etapa del Camino.



Se puede obtener la Credencial al inicio del Camino en las parroquias o albergues y en las Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago.

   
Se puede obtener la Credencial al inicio del Camino en las parroquias o albergues y en las Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago.



MULTIPLES CAMINOS

Hay miles de caminos, uno para cada peregrino. El Camino no es más que un medio, un terreno que se pisa, una senda por la cual se desplaza el peregrino. El punto de partida es su hogar. Debería, pues, haber tantos caminos como hogares. No obstante, el peregrinar a Santiago, precisamente por su carácter cristiano, fue desde su origen una decisión abierta a la comunidad, tanto por su destino (la tumba del Apóstol), como por su realización (en comunidad) y su significación: construir el Reino de Dios. De ahí que andando hayan configurado un Camino como punto de encuentro entre quienes tienen el mismo empeño vital; lugar de amor y solidaridad entre los habitantes de los pueblos y los peregrinos que los transitan; Si bien los Caminos a Santiago fueron múltiples, con el tiempo se van concretando en determinadas rutas, aquéllas que favorecidas por reyes y órdenes monásticas, estaban jalonadas de monasterios y hospitales que auxiliaban y protegían al peregrino.

El Camino Francés. Ya en el siglo XII el Codex Calixtinus describe las cuatro vías principales en Francia, la Vía Turonense, que salía de París, la Vía Lemovicense, que partía de Vezelay, y la Vía Podense que se iniciaba en Le Puy se unían poco antes de entrar en España por Roncesvalles. Por último estaba la Vía Tolosana que cruzaba el Pirineo por Somport, continuaba por Jaca y se juntaba en Puente la Reina con la que bajaba de Roncesvalles. El Camino que seguían desde aquí a Santiago se conoce como Camino Francés. Es la gran ruta de 750 Km que enlaza Europa con el norte de España: Aragón, Navarra, Rioja, Castilla y Galicia, y llega hasta el "fin de la Tierra" de los hombres medievales. Es el camino que surge pocos años después de la aparición del cuerpo del Apóstol y se convierte desde el siglo X en el eje que articula la consolidación del imperio de Alfonso VI y Alfonso VII, que permite la normalización del culto traído por los cluniacenses frente a la iglesia española mozárabe. Es la gran ruta comercial en la que se fundan y crecen las ciudades: Jaca, Pamplona, Logroño, Burgos, Carrión de los Condes, León, Astorga, etc. Y sobre todo, es el gran camino espiritual, popularizado por el Codex Calixtinus de Aymeric Picaud, que atrajo a millones de peregrinos durante la Edad Media, aunque desde el renacimiento vivió un lento declive, hasta casi borrarse en el recuerdo de los siglos. La recuperación en los últimos años de esta ruta comenzó con los trabajos específicos: Las peregrinaciones a Santiago de Compostela, de Vázquez de Parga, Lacarra y Uría; y con Las peregrinaciones jacobeas, de Luciano Huidobro, ambas escritas en los años cuarenta del siglo pasado. Estos trabajos jacobeos permitieron recuperar el legado de los Caminos de Santiago.

La Ruta de la Costa. Además del Camino Francés, existen otras rutas de peregrinación. A principios del XIII al incorporarse a la Corona de Castilla, Alava y Guipúzcoa, se fundan ciudades y mejoran las comunicaciones. Por ello algunos peregrinos que provenían de París y Burdeos, siguen por la costa hasta Bayona, penetran por Irún, Tolosa , Vitoria y desde allí enlazan con la ruta tradicional en Santo Domingo de la Calzada o en Burgos. A partir del siglo XVI serán Roncesvalles e Irún las puertas principales por las que entran los peregrinos procedentes de Europa. La ruta de la costa por tierra es más tardía, y en realidad nunca llegó a ser un camino único. La peregrinación a Oviedo para adorar las reliquias de la Cámara Santa, enlaza con la peregrinación a Santiago. Unos peregrinos iban a Oviedo desde León, otros lo hacían a la vuelta de Santiago. Por último algunos iban por la costa desde Irún, éste era el más penoso por la escasez de hospitales.

Los Caminos Portugueses. Los Caminos Portugueses son muy variados, pues al igual que en España, los peregrinos brotaban de todas las comarcas para dirigirse a Compostela. Básicamente por tierra se pueden resaltar tres El Camino Portugués del Interior, también llamado Central, utilizado por Santa Isabel de Portugal en su peregrinación; el Camino Portugués del Norte y el Camino Portugués de la Costa, también llamado Monacal. Evidentemente también accedían por mar.

La Vía de la Plata. Otro camino iba de Zamora a León, siguiendo la ruta romana llamada "Vía de la Plata". En la provincia de Zamora había una cofradía llamada de los Falifos que se dedicaba a dar albergue y socorro a los peregrinos, y a construir calzadas y puentes. Esta Hermandad se remonta a la primera mitad del siglo XVI. La Vía de la Plata es la ruta que siguen los peregrinos de las tierras occidentales del sur y centro de la península. Así, desde Sevilla, marchaba sobre la calzada romana hacia Mérida, Cáceres, Salamanca y Zamora. Desde aquí, bien podía continuar hacia Astorga, donde se unía al Camino de Roncesvalles; dirigirse a la frontera con Portugal para marchar hacia Braganza, capital de la montañosa región de Tras-os-Montes (denominación esta última que algunos dan a éste Camino), en vez de dirigirse a Chaves, antiguo lugar de confluencia de peregrinos portugueses y marchar a Verín y Orense, donde se une a Vía de la Plata en su variante Sanabresa; o también tomar desde Zamora hacia Puebla de Sanabria y Orense, para ya dirigirse a Santiago. A la Vía de la Plata también se dirigían los peregrinos andaluces orientales, vía Granada y Córdoba que se unían a los anteriores en Mérida.

Los Caminos de Levante. Los Caminos de Levante (Valencia, Alicante), atravesaban el centro penínsular y se unían a la Vía de la Plata en Salamanca o Zamora, después de recorrer Albacete, Toledo y Avila. Aunque también podían tomar rutas más septentrionales (Cuenca - Madrid) y marchar al encuentro del Camino de Roncesvalles.

El Camí de Sant Jaume. El Camí de Sant Jaume, que partiendo del Monasterio de Montserrat recorre Cataluña en dirección a Zaragoza. Antiguamente los peregrinos catalanes podían desviarse en Lérida hacia Huesca y unirse al Camino Aragonés a la altura de Puente la Reina de Jaca. Esta variante actual no llega a Lérida y un poco antes, en Tárrega, se desvía y toma hacia Huesca. Más adelante, pasado Loarre, vuelve a desviarse y en vez de marchar a Puente la Reina de Jaca lo hace hacia San Juan de la Peña y Santa Cilia de Jaca, donde ya se une al Camino Aragonés.

La Ruta de la Lana. La Ruta de la Lana es el Camino que seguían ganaderos, esquiladores y peregrinos desde tierras manchegas y desde Cuenca subían hasta Burgos.

El Camino de Madrid. El Camino de Madrid sale de la capital de España y atraviesa la Sierra de Guadarrama por el puerto de la Fuenfría (1.790 mts.), para dirigirse sobre la calzada romana hacia Segovia y Valladolid y terminar uniéndose en Sahagún al Camino de Santiago.

El Camino de GuadalajaraEl Camino de Guadalajara. La Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Guadalajara en la actualidad está estudiando un trazado que permita a los peregrinos Alcarreños marchar a Compostela. Transcurría a través de El Casar, El Vellón, Guadalix de la Sierra, Soto del Real y Manzanares del Real, donde se unía al Camino de Madrid. Otra posibilidad sería tomar rumbo norte y unirse a la Ruta de la Lana.

Los caminos del Ebro. Los Caminos del Ebro recogen a los peregrinos del Levante y Cataluña y siguiendo el valle del río Ebro los lleva hasta Zaragoza y Logroño, donde se unen al Camino de Santiago.

La Ruta del Mar. Finalmente la ruta del mar, era seguida sobre todo por ingleses que desembarcaban en La Coruña, Muros, Noya, Los Caminos del Ebro recogen a los peregrinos del Levante y Cataluña y siguiendo el valle del río Ebro los lleva hasta Zaragoza y Logroño, donde se unen al Camino de Santiago.

ORIGEN E HISTORIA DEL CAMINO

Origen e Historia del Camino de Santiago
Santiago el Mayor y su vinculación con España
Para entender las peregrinaciones medievales a Santiago de Compostela, debemos partir de la tradición que habla de la labor evangelizadora de Santiago en tierras de la Hispania romana.
Se sabe que tras la muerte de Cristo, Santiago el Mayor, hijo de Zebedeo, continúa inicialmente su labor apostólica en Jerusalén.


Posteriormente, pudo embarcar hasta alcanzar algún puerto de Andalucía en cualquier carguero que comunicaba comercialmente Hispania (que aportaba metales y otras materias primas) con Palestina (de la que se recibían mármol, especias y objetos elaborados)
Su misión evangelizadora comenzaría en el sur de Hispania para posteriormente desplazarse al norte por tierras portuguesas (Coimbra, Braga, etc.) llegando hasta Iria Flavia, ya en Galicia.
Posteriormente se dirigiría hacia el este de la península (Lugo, Astorga, Zaragoza y Valencia) para partir, de nuevo, hacia Palestina, desde la costa mediterránea española.
A su llegada a Palestina y tras incumplir la prohibición de predicar el Cristianismo, fue decapitado en tiempos de Herodes Agripa. Según la tradición, su cadáver fue robado por los discípulos Atanasio y Teodoro y llevado en barco de nuevo a tierras españolas, en concreto a Iria Flavia (cerca de la actual Padrón).

La tradición prosigue con el azaroso viaje del cuerpo de Santiago, que es transportado en carro hasta el bosque de Libredón, lugar en que los bueyes se negaron a continuar. Este hecho debió ser tomado como una señal divina y fue elegido como lugar de enterramiento.
Para entender el largo viaje emprendido por sus discípulos desde Palestina a las costas gallegas para dar sepultura al cuerpo de su maestro, tenemos las afirmaciones de San Jerónimo que ratifica que fue establecido, al disponerse la salida de los Apóstoles hacia todos los rumbos de la tierra, que al morir:
“Cada uno descansaría en la provincia dónde había predicado el Evangelio"
Posteriormente, en el Breviario de los Apóstoles, de finales del siglo VI, se habla de la predicación de Santiago en España y de su enterramiento en el Arca Marmárica.
La tradición oral se encarga de difundir el portento y en la segunda mitad del siglo VII, Beda el Venerable describe con meticulosa precisión la localización exacta del cuerpo del Apóstol en Galicia.
Aunque la invasión árabe y los tumultuosos cambios políticos, sociales y religiosos que acarrearon en el país, silencian durante un tiempo la incipiente tradición jacobea en España, pronto resurge, a finales del siglo VIII de la pluma del célebre Beato de Liébana que escribe:
¡Oh Apóstol, dignísimo y santísimo
cabeza refulgente y dorada de España
defensor poderoso y Patrono nuestro
.


Uno de los principales y decisivos monarcas de este periodo inicial fue Alfonso II El Casto que reinó durante un largo periodo de tiempo (entre el año 791 y el 842). Este gran gobernante estableció la capital en Oviedo, a la que dotó de numerosos edificios públicos y construyó numerosas iglesias (Cámara Santa, San Tirso, San Julián de los Prados...) y palacios, tratando de imitar el antiguo esplendor del Toledo visigodo. Su gran logro fue consolidar la resistencia al poder musulmán de Al-Andalus. Es durante sus reinado cuando se produce el milagroso descubrimiento de la tumba del Apóstol Santiago.
Según cuenta la Concordia de Antealtares, -el primer testimonio escrito de los hechos, datado en 1077- un ermitaño llamado «Pelayo» que vivía en Solovio, en el bosque de Libredón, empezó a observar durante las noches resplandores misteriosos. Inmediatamente informó del hallazgo a Teodomiro, obispo de Iria Flavia que marchó a aquel lugar encontrándose que esa luz revelaba el lugar donde estaba enterrada el Arca Marmárea. En el sepulcro pétreo reposaban tres cuerpos, atribuyéndolos a Santiago el Mayor y sus discípulos Teodoro y Anastasio.
Teodomiro visita la corte ovetense de Alfonso para informarle de tan fenomenal suceso. El monarca organiza un viaje a este lugar rodeado de sus principales nobles, y al llegar al citado "Campo de Estrellas" (Compostela) manda la construcción de una pequeña iglesia de estilo asturiano, que ha sido constatada por las excavaciones arqueológicas. Teodomiro traslada la sede episcopal a este lugar y muere en el año 847 (en las excavaciones arqueológicas ha aparecido su lauda sepulcral)
Desde este momento, queda establecida oficialmente la tumba del apóstol en aquel mágico lugar, cercano al cabo de Finisterre, punto situado en el extremo occidental de Europa. El camino a Finisterre era indicado desde cualquier lugar de Europa por las estrellas de la «Vía Láctea». desde antiguo se creía que allí se acababa el mundo y que el Atlántico era «la tumba del sol». Posiblemente estos hechos geográficos y astronómicos ayudaron a reforzar el magnetismo que desde entonces provocó en millones de almas la ruta jacobea.
Los siglos IX y X representan la consolidación del reino asturleonés en condiciones muy difíciles desde el punto de vista político, religioso y militar.
Por un lado la iglesia ovetense se encuentra enfrentada con la de Toledo, (famosos son los cruces dialécticos entre Beato de Liébana y Elipando de Toledo a cuenta de la herejía adopcionista) para los asturianos la iglesia de Toledo había caído en la tolerancia e incluso complicidad con ciertas creencias del Islam.
Por otro lado, Al-Andalus se había fortalecido políticamente desde la creación del Emirato primero y luego el Califato de Córdoba. Este nuevo poder peninsular quedó reflejado en numerosas incursiones militares durante los siglo IX y X, llegando a su máxima expresión en los tiempos de devastación de Almanzor.
Es por ello por lo que el enorme prestigio que proporciona la presencia de las reliquias de Santiago el Mayor, discípulo preferido de Jesús, fue hábil y rápidamente aprovechado por los monarcas asturianos y leones para consolidar su reino en oposición a Al-Andalus y para darse a conocer al resto de la Cristiandad europea.
Se hace de Santiago el abanderado de los ejércitos cristianos en las contiendas militares y se crea la leyenda de la intervención gloriosa del apóstol en la más que dudosa batalla de Clavijo. Desde entonces, los ejércitos cristianos entran en batalla con el grito:
"Santiago y cierra España"
Existen dos hechos que prueba la importancia del enclave compostelano para la monarquía asturleonesa. Por un lado, en el año 899 Alfonso III, El Magno, consagra una nueva catedral de mayores dimensiones y calidad artística que la levantada por Alfonso II. Un siglo más tarde, en el año 977 Almanzor destruye Santiago -aunque respeta la tumba- a sabiendas que se trataba del centro espiritual del enemigo cristiano.
El apogeo del Camino en tiempos del románico
La orden de Cluny pronto se hace eco del prestigio de Compostela y durante el siglo XI promueve las peregrinaciones a Santiago. A cambio, los reyes cristianos hacen generosas donaciones a sus monasterios.
A lo largo del siglo XI la afluencia de peregrinos se intensifica y comienza la labor organizadora de los reyes para facilitar el tránsito. Se comienzan a construir puentes y hospitales en los enclaves necesarios. Comienza a establecerse una ruta principal con sus respectivas estaciones (Camino Francés).
En el año 1073 se inicia la construcción del tercer templo consecutivo sobre la tumba del apóstol, bajo mandato del obispo Peláez. Será la gran catedral románica que conocemos: un magnífico templo del "románico de peregrinación".


El definitivo espaldarazo que hace del Camino de Santiago la gran ruta de peregrinación de los siglo XII y XIII es la concesión desde Roma de los Años Santos Compostelanos, con la posibilidad de que los peregrinos obtengan la indulgencia plenaria.
La Bula Regis Aeterni concedida por el Papa Alejandro III en 1179, no hace sino confirmar privilegio concedido a Compostela por el papa Calixto II en el año 1120 por lo que serán Años Santos o Años Jubilares todos aquéllos en los que el día 25 de Julio (día de Santiago) coincida en domingo.
Compostela aventaja claramente a la propia Roma en este aspecto. Allí los años jubilares suelen coincidir cada 25 años, en Compostela cada seis.
Las indulgencias de ambos Años Santos son las mismas, es decir, será la indulgencia plenaria o perdón de todo tipo de culpa o pena. Las condiciones para ganar el jubileo son las siguientes:
·        Visitar en Año Santo la Catedral de Compostela donde se guarda la Tumba de Santiago el Mayor.
·        Rezar alguna oración (al menos el Credo, el Padre Nuestro y pedir por las intenciones del Papa). Se recomienda asistir a la Santa Misa
Recibir los Sacramentos de la Penitencia y la Comunión, dentro del período comprendido entre los quince días anteriores y posteriores a la visita a Compostela

En 1139 Aymeric Picaud lleva a Santiago su "Guía del Peregrino" denominado Codex Calixtinus atribuido por los monjes de Cluny al Papa Calixto II, de ahí su nombre. En él se describe el Camino de Santiago y se dan multitud de consejos para recorrerlo, a la vez que describe -de forma muy partidista, eso sí- sus lugares y gentes.
Estamos por tanto, ante la época de esplendor del Camino a Santiago. Miles de peregrinos de toda Europa, dirigen sus pasos hacia el fin del mundo conocido acompañados por su bastón y su calabaza-cantimplora. La vieira o venera conseguida en Compostela acreditará, al regreso, el éxito de la aventura.
Declive
A partir de la peste negra que asola Europa en el siglo XIV las peregrinaciones se ven seriamente disminuidas.
Doscientos años después, la aparición del Protestantismo es otro golpe al Camino de Santiago pues el mismo Lutero disuade a sus seguidores de viajar hasta su tumba con palabras como:
«... o sea, que no se sabe si allí yace Santiago o bien un perro o un caballo muerto...»
«... por eso, déjale yacer y no vaya allí...»
El arzobispo de Santiago en el periodo 1587-1602, Don Juan de Sanclemente y Torquemada, ante la amenaza del corsario Francis Drake que había manifestado su intención de destruir la catedral y el relicario del apóstol, ocultó sus restos llevándose el secreto a la tumba.
Éste y otros motivos consiguen que, durante los siguientes dos siglos, las peregrinaciones a Compostela entran en una atonía tal que según cuentan las crónicas, el 25 de julio de 1867 tan solo habían acudido a Compostela unas pocas decenas de peregrinos.
Resurgir
El arzobispo Payá Rico descubre los restos del apóstol en 1879 y se apresta a la aprobación de la autenticidad de las reliquias, que consigue de las autoridades eclesiásticas y científicas españolas de la época y que ratifica el propio Papa León XIII en su Bula Deus Omnipotens.


Sin duda es el último cuarto del siglo XX cuando verdaderamente se produce el resurgir de las peregrinaciones a Santiago. No cabe duda que parte del éxito de los últimos años se debe a razones de promoción turística de la que ha intensamente sido objeto. Pero también es incuestionable que la ruta jacobea se ha ganado su prestigio actual gracias a su valor eminentemente espiritual, justamente en una sociedad progresivamente enferma de materialismo.
En 1993 el Camino de Santiago fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.